miércoles, 27 de abril de 2016

Actividad tres: Taller cooperativo de comunicación literaria.

Actividad tres: Taller cooperativo de comunicación literaria.


Hola profes, pre profes y demás lectores:

Para esta actividad, a la cual no puede ir a clase, tuvimos que realizar o bien un cuentacuentos, o bien narración con libro o bien la lectura de libro. Yo escogí, sin ninguna duda, el cuentacuentos ya que me encanta la figura de este personaje. Me encanta como emboba a niños y a adultos, metiéndoles en la historia hasta la última palabra.

A pesar de que el texto es muy conocido porque es del cuento folclórico La ratita presumida, recopilado por Charles Perrault, y que a todos nos han contado cientos de veces, este es especial. No porque lo diga yo, sino porque sus personajes son muy simpáticos y tienes que estar muy atento para discriminar los sonidos que hacen. Ya me iréis entendiendo.

Aunque en un principio, este cuentacuentos era para niños de 4 – 5 años, puedes hacerlo para todo Educación Infantil. A los bebés de 0 – 1 años les encantaran los sonidos de los personajes. A los niños de 1 – 2 años les tendrás que añadir muñecos de los personajes ya que no tienen todavía la capacidad simbólica desarrollada. A partir de 2 – 3 años lo puedes contar sin ningún problema.

Este video se basa en el cuento "La ratita presumida" de José Antonio López Parreño "Rodorín" y Pablo Mestre. Editorial Kalandraka. Pero ¿quién es Rodorín? Rodorín es un cuentacuentos y para mí, el mejor. Es increíble cómo vives los cuentos que él cuenta. Os dejo un vídeo para que le conozcáis.





En este bloque, una de los principales objetivos es conocer y usar adecuadamente las distintas estrategias en las formas de transmisión literaria dentro del ciclo de Educación Infantil. Aprender a contar cuentos. Para una fanática de la literatura infantil, de los cuentacuentos, de los clown este bloque es una chuchería que llevaba mucho tiempo esperando. Me pregunto cuando tocará un taller de cuentacuentos en La Salle. Yo sólo propongo.

Cuentacuentos: La ratita presumida


Como de los grandes se aprende, me limite a imitar a Rodorín. Con mayor o menor fortuna, pero lo intenté. De entrada, a no ser que no tengas vergüenza o algo de rodaje, empezaría con la narración con libro por ejemplo, la colección de la cuna a la luna de Antonio Rubio, con la que puedes perder la vergüenza cantando un poco.

Al cuentacuentos le veo una desventaja y es que tienes que tener muchos recursos materiales. Para este cuento necesitas:

·         Dos campanas
·         Un lazo
·         Una moneda de oro
·         Una escoba pequeña
·         Un cencerro
·         Cascabeles
·         Castañuela
·         Campanillas
·         Cajón
·         Una manta
·         Una silla
·         Una mesa
De modo que este es mi cuento:



Y este el de Rodorín. (podéis buscar las siete diferencias) 



Este cuento, tengo que confesar, no me lo sé de memoria. Más de dos veces cambio los personajes de sitio u orden. Me se la estructura que se repite con cada personaje y la historia, pero nada más. Es decir, cómo empieza, qué hace cada animal y cómo acaba. Nada más.

En este cuento se añaden onomatopeyas a los sonidos de los instrumentos, diálogos con los personajes, repeticiones de la canción de la ratita, modular con la voz jugando con intensidad, tono y volumen de esta, haciendo pausas antes de cada personaje, de las decisiones de la ratita… Es cierto que en este cuento cada personaje tiene una voz diferentes, más grave o más aguda, más alta o más baja igual que cada persona tiene un timbre diferente de voz.

De los tiempos de narradores que hay Rodorín es una mezcla muy sutil de casi todos ellos. Es decir, en cada momento del cuento sabe dar magia, misterio, risas. El narrador de esta historia es testigo, por tanto tercera persona, ya que la protagonista indiscutible es la Ratita. Yo he intentado, con mayor o menor gracia, conseguir lo mismo. Espero que este polluelo altanero, gran caballero no se tenga que ir cacareando a otro gallinero.

Para poder contar un cuento como si fueras un cuentacuentos necesitas perder la vergüenza y para eso la única forma es ensayar y ensayar y ensayar y contárselo a todo el mundo que tengas cerca. En casa, este cuento es de los más conocidos. Tanto es así que mi abuela cada vez que ve una campana pide que salga la ratita ¿os he dicho alguna vez que mi abuela tiene setenta y nueve años?

Hablar claro y despacio a mí personalmente me cuesta mucho. Vengo de una familia en la cual hacemos competencia al presentador de Pasapalabra así que, para mí, es un reto hablar despacio.

El final de este cuento, como ratones que son, es el beso que les supo a queso. No lo puedo evitar. Tengo que decir que, más de dos veces, me ha tocado añadir el famoso colorín colorado ya que los niños se me quedaban mirando con esperando a que continuara la historia.

Si este cuento lo hubiera contado con gente, hubiera dialogado con la gente porque es vital para meterles dentro del cuento. Con los niños es más que vital porque o se pierden o se aburren, tienes que conseguir que quieran estar dentro del cuento, ser los personajes del cuento. Contando en este cuento en una clase de 4 – 5 años, la niña más tímida empezó a hablar con la ratita para que no se fuera con el gato delante de toda la clase, lo cual sorprendió a la tutora del aula y a mí. A lo del disfraz no llego, llegaré lo sé algún día no muy lejano, pero actualmente no. Supongo que no he encontrado mi vestido de gala, por así decirlo.

Después de contar el cuento, les pregunto por sus personajes favoritos, cuál les ha gustado, cuál no, qué harían ellos, con quién se casarían… Más tarde invito a los niños por orden a que se acerquen a hacer sonar a los animales. De todas las veces que lo he hecho el gato es el menos aclamado. Los que más les gustan son el gallo, el perro, el toro y el ratón. Es decir, los crótalos, las castañuelas, el cencerro y las campanas. Para finalizar, a los más pequeños si no tienen intolerancia a la lactosa les doy una moneda de chocolate o, si tienen, un lacito como el de la ratita.

Autoevaluación


A la vista está que, me hubiera encantado estar en clase. Me lo hubiera pasado como una niña encerrada en Disneyland. Me ofrezco voluntaria a contar el cuento en clase cuando quieran. Mi autoevaluación en este aspecto es bastante corta.


En lo que refiere al bloque me ha encantado. Pienso que no sólo los niños deben disfrutar de la literatura sino todo el mundo que quiera leer. Desde que quise ser maestra cuando tenía tres años supe que los libros, cuentacuentos y personajes literarios iban a estar en mi aula como un más dentro de la clase. A parte, para una persona bastante gansa como yo, tener ese momento del día en que puedes hacer le ganso sin que ten digan nada ni juzguen es un soplo de aire fresco, por eso me atrevo a preguntar ¿repetimos? 

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