BLOQUE 1: La
actividad práctica consiste en plantear una actividad de comunicación oral en
gran grupo atendiendo a la edad de los alumnos y especificando el tratamiento
que se le dará a toda la clase y, en especial, a dos niños: uno que no
participa en los diálogos orales y otro que no respeta, no escucha y habla
continuamente para imponer su punto de vista
Para este primer bloque he escogido el tema El Colegio: Qué me gusta y qué no. Partiendo de que la comunicación en grandes
grupos o comunicaciones plurales son mediante lluvia de ideas, conversaciones, diálogos,
entrevistas, debates o puestas en común, con esta actividad planteo una lluvia
de ideas que genere en un debate. Es decir, en una lluvia de ideas hablaremos
sobre lo que nos gusta o lo que no del cole para profundizar en aspectos
importantes que vayan surgiendo mediante un debate.
La edad a la que va destinada esta actividad es de 6 – 7 años, es decir, primero de primaria. Según Piaget,
un niño de esta edad es capaz de establecer diálogos y comunicación real. Con
esta edad, los niños son capaces de decir lo que les gusta o no de forma
verbal, establecer turnos y ajustarse a una serie de normas que permitan la comunicación.
Les gusta ser escuchados y que se tengan
en cuenta sus opiniones. Los niños entre los 6 y los 10 años sienten la
necesidad de ser reconocidos como personas, tanto dentro de la familia, como el
ámbito escolar y de amigos.
A partir de los 6 años, el niño empieza a ser capaz de entrar en mayor contacto
con la realidad y de reflexionar. La aceptación de la realidad trae como
consecuencia una mayor tolerancia a la frustración. Ya no está tan inmerso en
su mundo de fantasías y deseos y esto se aprecia en las explicaciones que da.
Por otro lado, los niño entre los
6 y los 10 años sienten la necesidad de ser reconocidos como personas, tanto
dentro de la familia, como el ámbito escolar y de amigos. Hacerse un lugar
entre los potros les permite a su vez descubrirse a sí mismos.
Desde la psicología evolutiva, el
niño cambia de estadio (de
preoperacional a operaciones concretas) dejará de ser tan egocéntrico y
progresivamente abandonan la subjetividad que caracterizaba la etapa anterior.
Esto provoca en el niño momentos de cierta ambivalencia y confusión, es decir,
en algunos momentos quiere ser mayor y en otros su comportamiento
correspondería más al de un bebé.
Es también en esta etapa cuando cambia de educación infantil a primaria, un
cambio importante para ellos ya que ahora son “mayores” y, como tales, empiezan
a tener responsabilidades, obligaciones y deberes que tendrá que aprender a
cumplir y a respetar. Esta actividad estaría pensada durante la segunda evaluación, cuando el niño ha
experimentado qué es primaria y cuáles son los cambios que tiene que dar, es
decir, cuando debería haber concluido su proceso de adaptación.
Tenemos que tener en cuenta que y
preguntar a los niños por:
- Cambio de clase o centro. Si la etapa de educación infantil se ha desarrollado en el mismo centro contamos con la ventaja de que los alumnos ya conocen sus funcionamiento e instalaciones (algunas de ellas). Preguntaremos por la nueva clase, por los nuevos espacios comunes como el patio, las clases de las distintas asignaturas, nuevos compañeros…
- Cambio de profesor: qué era lo que más les gustaba de su profesor de EI, lo que echan de menos, qué les gustaría volver a hacer…
- Materiales: Los materiales de Educación Infantil son más manipulativos, más variados y más lúdicos, mientras que en la Educación Primaria aparece un material curricular más especializado, más cerrado en cuanto a su uso y consistente sobre todo en libros de texto. Les preguntaremos por el libro de texto, lo que hemos aprendido, lo que más les ha gustado…
- Metodología: En Educación Infantil los principios de intervención educativa hacen referencia a un enfoque globalizador, que se lleva a cabo mediante el aprendizaje significativo, siempre teniendo en cuenta las características de los alumnos, su nivel madurativo, despertando el interés y la motivación, así como potenciando la creatividad y la socialización y respetando los ritmos individuales de cada uno. Todo ello dentro de un clima afectivo que les proporcione seguridad y confianza para ayudarles a comunicarse y teniendo como recurso el juego. En Educación Primaria se entenderá la organización de los contenidos en áreas, sin perjuicio del carácter global e integrador de la etapa. Preguntaremos a los niños qué les gustaba hacer en clase, si quieren hacer asamblea, si quieren espacio y tiempo para jugar en clase, si quieren seguir haciendo proyectos que hacían en EI como el protagonista de la semana, el libro viajero…
Teniendo en cuenta estas pautas,
y conociendo a los alumnos que tenemos en clase, empezaremos con la actividad.
El contexto
en el que se va a realizar es la propia clase. Dispondremos de dos sesiones,
con posibilidad a tres, de treinta minutos. La primera sesión la utilizaremos
para saber lo que más les gusta del cole y lo que no (evaluación inicial)
mientras que la segunda debatiríamos sobre qué cambiar del cole, qué les
gustaría hacer…
Para la primera sesión utilizaremos la PDI para poder escribir las respuestas
de los niños y poder guardarlas. Sería preferible que los niños se sentaran en
el suelo o alfombra frente a la pizarra. Esta distribución se usa muchísimo en
Educación Infantil. Los niños la recordarán de su etapa anterior, estableciendo
así una continuidad y unos preferentes. Lo mismo ocurre con la normas que se
van a dar.
Las normas tienen que ser pocas, claras y concisas. Las recordaremos
al inicio de cada sesión. Son:
- Todos tenemos que hablar. Todas las ideas valen.
- Debemos escuchar y respetar el turno sentados en el suelo
- Levantaremos la mano si queremos hablar y esperamos turno en silencio.
- No interrumpiremos a nuestros compañeros ni al profesor.
- Respetaremos las normas.
Una vez estemos seguros de que
todos los niños conocen y han entendido las normas (sería conveniente dejarlas
a la vista para recordarlas y escritas mediante grafías y pictogramas ya que en
esta edad les cuesta leer), empezaremos con la sesión.
Comenzaremos preguntándoles qué
les parece estar con los mayores en primaria, qué es lo que más les gusta y lo
que menos, la diferencia entre primaria e infantil, qué echan de menos, el
cambio de profesor, el cambio de clase, de horarios... Iremos anotando las
respuestas de los niños en la pizarra.
Las preguntas clave, y donde más respuesta esperamos sacar, son:
- ¿Qué es lo que más/menos me gusta del colegio?
- Lo que más/menos me gustaba de educación infantil era…
- Lo que más/menos me gusta de mi clase
- Lo que más/menos me gusta de mi profe es…
- Lo que me gustaría/no me gustaría hacer en clase
En la segunda sesión empezaríamos recordando las normas. También
recordaremos qué hemos dicho en sesión anterior, extrayendo entre todos cuatro
o ciento puntos de cada pregunta.
Cuando tengamos esas cuatro o
cinco respuestas de cada pregunta, iniciaríamos el debate con preguntas como
¿cómo puedo cambiar eso?, ¿lo puedo hacer en clase?, ¿Podemos aprender eso en
clase?, ¿podemos utilizar eso en clase?, entre otras.
Por ejemplo:
- Lo que más me gustaba de EI era la asamblea ¿podemos hacer asamblea en clase?
- En EI aprendimos sobre los dinosaurios ¿podemos volver a estudiarlos?
- Lo que menos me gusta del cole es el comedor ¿cómo podemos cambiarlo?
- Echo de menos los cuentos de la profe de EI ¿podemos contar cuentos?
- Me gustaría poder hablar más en clase ¿Cómo podemos trabajarlo?
Finalizaremos la sesión poniéndonos
todos de acuerdo en intentar trabajar en clase lo que hemos hablado y felicitándonos
por nuestro trabajo.
¿Cómo vas a
hacer partícipe al niño que no lo hace?
Lo primero que me planteo es por
qué no participa. Puede ser timidez, que sea un niño nuevo en clase, que no
sepa expresarse con claridad, que tenga algún problema en casa o a nivel
escolar como mutismo selectivo, haya tenido un hermanito, padres separándose,
un duelo… En el caso de que no participe ¿de forma general o con una conversación
en particular? Puede que no le interese el tema, le aburra, no le guste… Supongamos,
en este caso, que el niño no participa
de forma general por vergüenza o timidez.
Todos alguna vez hemos tenido vergüenza.
Con 6 – 7 años, los niños quieren encajar, quieren que se les tenga en cuenta,
ser escuchados como mayores que son. Antes de realizar las preguntas, podemos
dejarles medio minuto (pensar antes de hablar), por ejemplo, para que piensen
en las respuestas. Iremos haciendo preguntas uno por uno, sin seguir un ritmo
ya que generaría ansiedad, o podemos pedir voluntarios para contestar.
Cuando el niño conteste le
pediremos, como a todos, que hable alto para que la clase le oiga y que esté
tranquilo. Después de su repuesta reforzaremos positivamente su respuesta animándole
a participar más veces. No forzaremos en ningún momento al niño, dejándole su
tiempo para contestar y respaldándole.
¿Cómo vas a actuar con el niño que molesta continuamente?
Volviendo al primer párrafo del apartado
anterior, tendríamos que preguntarnos el por qué molesta. Puede ser porque haya
tenido un hermanito, sus padres estén separándose, los padres trabajen y este
con los abuelos, quiera llamar la atención, se aburra, no entienda lo que tiene
qué hacer o qué normas tiene que seguir, no haya completado el proceso de adaptación
de forma correcta… Supongamos, en este caso, que tiene llamadas de atención porque le cuesta establecer comunicación en
grupo, es decir, seguir normas.
En un principio empezaríamos recordándole
las normas (por este motivo es una buena opción que estén a la vista).
Si la misma norma sigue generando
conflictos por ejemplo, es la cuarta vez que le dices que hay que respetar el
turno de palabra, optaría por quitarle el turno de palabra tres minutos. En el
caso de que se levantase retiraría la atención, intentando mantener el flujo de
conversación con los niños.
Si veo que continua el patrón,
sigue sin hacer caso, procedería a hacer un juego. El niño que está generando
conflictos, llamémosle A, se levanta y se tapa fuertemente los oídos (puedes
pedirle que vaya al baño si hace trampa). A los demás niños les da la siguiente
pauta:
“cuando A empiece a hablar, nosotros nos reímos y hablamos y no le
hacemos caso”
Después pides al niño A que
cuente lo que más le guste del cole (tema de conversación) y cuando A empiece a
hablar el resto de los niños empezaran a reír y a hablar. Cuando más alto hable
A, más alto hablaran los demás. Habrá un momento que A se harte. Ahí es cuando
el maestro le dirá al niño que es lo que él hace y que si a él no le gusta, a
los demás tampoco.
Si la conducta se repitiese, como
última opción, pediría al niño que fuera al rincón del aburrimiento tantos
minutos como años tiene el niño, es decir, 6 o 7 minutos.
Para evaluar la actividad utilizaré como recurso una lista de
control modificada con los siguientes ítems:
Ítem
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Si
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No
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Observaciones
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Hablan todos en clase (participación activa)
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Respetan turno de palabra
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Levantan la mano
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Permanecen sentados
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Contestan a lo que se les pregunta
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Controlan el volumen de la voz
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Dialogan entre ellos
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Hablan del tema dado
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Se expresan de forma correcta (pronunciación,
lenguaje y articulación)
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Evaluación del maestro:
Lista de control modificada
Ítem
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Si
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No
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Observaciones
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Consigue que participen todos los niños
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Mantiene el orden
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Dispone de estrategias (silencio, motivación…)
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Conserva la calma
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Modera el debate
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Webgrafía:
- · https://www.educacion.navarra.es/documents/27590/51352/BLOQUE+II+ETAPAS+DESARROLLO+EVOLUTIVO+(7-10+A%C3%91OS).pdf/6ac881ef-2dfd-4faa-bfa1-4bacc1816d23
- · http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-tic/23002255/helvia/sitio/upload/programa_de_transito_de_educacion_infantil_a_primaria.pdf
- Apuntes Didáctica de la lengua y literatura. Irune Labajo (2017)
Hola Luisa!
ResponderEliminarAcabo de leer tu propuesta de actividad y me ha gustado mucho por varias razones: en primer lugar, por la introducción que haces en donde añades aportaciones de autores relevantes en el mundo de la educación como Piaget; en segundo lugar, el contexto de la actividad que lo has planteado de una forma minuciosa y, en tercer lugar, la evaluación que propones con las listas de control.
Me parece un trabajo muy completo!
Un saludo!
Hola:
EliminarMuchísimas gracias por la valoración (me voy a poner colorada)
Espero conocerte este sábado y agradecértelo en persona.
Muchos besos
Bien, Rosa, pero lee mi comentario más abajo.
EliminarHola Maria Luisa,
ResponderEliminarQuería felicitarte por tu trabajo pero al terminar de leerlo, me surje una duda. Y es que no me queda claro la intervención que vas a realizar con el alumno que es tímido. Si no participa porque es tímido y no le gusta hablar en público... ¿Cómo esperas que te responda aunque le preguntes de manera aleatoria? Si es tímido, seguirá en sus trece y la situación se verá un poco forzada creo yo.
Por otro lado, el juego que harías con el niño que molesta, ¿crees que se hartará? ¿y si se lo toma a gracia y lo hace para llamar la atención?
Espero haberte ayudado un poco más con tu reflexión.
Un saludo,
María
Hola María:
EliminarGracias por tu contestación, me has ayudado.
Con el niño tímido, mostrar un clima de seguridad y confianza es vital para que pueda expresarse. No soy partidaria de tratarle de forma diferente más bien que ese clima y esa confianza del alumno en el profesor y viceversa, hagan que el niño poco a poco vaya perdiendo esa vergüenza. Al principio hablara bajito o no hablara pero hablando con él, viendo él que sus opiniones son importantes y tenidas en cuenta, que sus compañeros también se equivocan y que es algo normal, poco a poco irá hablando. Incluso se pueden hacer dinámicas para perder la vergüenza. Por otro lado, al dejarles pensar les da tiempo para que preparen la respuesta que te van a dar y cómo lo van a decir.
En cuanto al niño que molesta, caerá en el juego. Este juego lo he hecho en clase con niños de 5 – 6 años y créeme que caen. El niño cuando molesta es porque quiere ser el centro de atención y en este juego, por más que insista, no lo va a ser. Llegará un momento en que se enfade y ahí es cuando tiene que intervenir el profesor. Con esto no estoy diciendo que la actitud del niño cambie de forma radical, pero poco a poco consigues que hable cuando es su turno. Aunque insisto en la importancia de saber el por qué de esas llamadas de atención
Muchas gracias por tu mensaje.
Un saludo!!
María Luisa
Buenas preguntas y buenas respuestas. Pero lo más importante es siempre procurar que las situaciones sean normalizadas y no tener que realizar acciones específicas si no es imprescindible.
EliminarLa primera sesión de tu actividad no es realmente un diálogo en gran grupo. Se nota mucho que eres de Educación Infantil y tu planteamiento es más propio de una asamblea que de una comunicación social.
ResponderEliminarEn la asamblea, se parte de una cuestión y cada niño responde a ella aportando su opinión o su experiencia. Son mini-exposiciones individuales sucesivas. Pero no hay diálogo social real.
No es que esté mal, pero debes dejarlo claro. Es como una lluvia de ideas que va a permitir establecer un diálogo grupal en la segunda sesión.
La segunda sesión, sí que tiene buenas preguntas para comentar, debatir, consensuar... Pero para que realmente sea una actividad de diálogo en gran grupo y no una simple sucesión de argumentaciones individuales, debes asegurarte de que cada respuesta que se dé, sea comentada, debatida, completada... entre todo el grupo hasta que se agote, antes de pasar a una idea nueva. De esta forma, no hay solo emisores individuales y sucesivos sino verdadero diálogo social.
Por ejemplo:
"Lo que más me gustaba de EI era la asamblea ¿podemos hacer asamblea en clase?"
Los niños levantan la mano y tú le das la palabra a uno que dice responde: "No, porque no tenemos alfombra."
Tu siguiente pregunta, tiene que ser: "¿Qué os parece lo que dice fulanito?"... en lugar de "¿tú que piensas, menganito?"
De ese modo puedes ir apuntando aquellas ideas que hayan alcanzado un consenso después de ser trabajadas y pulidas entre todos.
Déjalo claro en tu actividad porque puede parecer una pequeñez, pero es lo que diferencia un monólogo compartido de un verdadero acto de comunicación social.
La evaluación de los niños ha de ser individual. Necesitas llevar un registro de cada uno de ellos. La tabla de evaluación debe reflejar los aspectos en los que te vas a ir fijando durante la puesta en práctica de la actividad. La parte de lingüística (tu último ítem) tiene que estar desglosada porque, aunque los niveles social y pragmático son importantes, el lingüístico no lo es menos.
Debes incluir también una tabla de autoevaluación para los niños, con los mismos ítems que tú vas a evaluar pero presentados de forma sencilla y con una descripción de niveles de consecución tipo: nunca-a veces-siempre o mas-regular-bien-muy bien. Cada vez se le da más importancia a hacer partícipes a los niños de sus aciertos y errores, de que tomen las riendas de su propio desarrollo de competencias. Para ello es importante que se autoevalúen y se pongan retos de aspectos a mejorar y potencien sus puntos fuertes.
Incluye, además, una breve retroalimentación (oral y pública) para cada niño. Un punto débil para mejorar (solo uno cada vez) y un punto fuerte para reforzar y felicitar (uno solo también). De esta forma, ninguno se siente mal. Aunque los niños se autoevalúen, necesitan saber qué hacen bien y qué deben mejorar desde una perspectiva externa.
Y, para ser del todo justa, pregunta también a los niños sobre la organización y desarrollo de la actividad para que te ayuden a autoevaluarte. Una autoevaluación personal siempre debe completarse con la evaluación del resto de los implicados.
Si completas estas dos cuestiones, tu actividad será perfecta.